Hay una falsa dicotomía que escuchamos a menudo:
“Es que quiero una web que sea bonita… pero que también funcione”.
Como si hubiera que elegir entre una cosa o la otra.
Nosotras creemos que siempre una web bien hecha puede (y debe) ser ambas: atractiva, pero también clara, ligera, rápida y efectiva.
Porque no se trata solo de que entre por los ojos, sino de que cumpla su función.
Y eso, a veces, se olvida.
Una web no es un cartel
Tener presencia online no es simplemente “estar”.
No basta con tener una web que se vea bien en una captura o en una story de Instagram.
Tu web debería servirte para algo: que te encuentren, que te escriban, que reserven, que confíen en ti.
Y si solo se queda en lo estético, se pierde todo lo demás.
A veces llegan personas que ya tienen una web, hecha por una diseñadora gráfica o por ellas mismas con alguna herramienta visual, y nos dicen:
“Se ve bonita, pero nadie me escribe. No sé si sirve para algo”.
Ese “no sé si sirve” nos duele. Porque significa que no está cumpliendo su objetivo.
¿Qué entendemos por una web funcional?
No hablamos de meterle mil botones ni menús desplegables.
Una web funcional es aquella que:
- Carga rápido
- Se adapta al móvil sin romperse
- Guía a la persona que entra hacia lo que necesita
- Tiene formularios claros, textos bien colocados y estructura coherente
- Se puede actualizar fácilmente sin depender de nadie
- Y además, te representa
Es decir: no es solo lo visual, sino todo lo que pasa detrás.
¿Y una web bonita?
Tampoco se trata de hacer una web aburrida o “sosa”.
Una web bonita no tiene que tener fuegos artificiales. Puede ser minimalista, tener buen uso del color, buenas fotos, una tipografía coherente y bien combinada.
Lo importante es que el diseño esté al servicio del contenido, y no al revés.
No necesitamos 5 tipos de letra distintos, 10 animaciones o un vídeo de fondo que tarda media vida en cargar.
Necesitamos coherencia, equilibrio y sentido.
¿Y si no tengo presupuesto para una web súper pro?
Aquí viene lo mejor: tener una web bonita y funcional no tiene por qué salir carísimo.
Nosotras trabajamos muchos proyectos donde ajustamos el diseño y la estructura a lo que realmente se necesita, sin inflar ni meter cosas que no aportan.
A veces se puede empezar con algo más sencillo, optimizado, con estructura clara y una buena base visual, y después ir mejorando con el tiempo.
Porque una web no tiene que ser perfecta desde el minuto uno, pero sí debe estar bien pensada.
Nuestro enfoque: diseño con intención
Cuando planteamos una web, no empezamos por poner cosas “bonitas”.
Empezamos por escuchar qué necesitas, qué objetivos tienes, qué imagen quieres transmitir y qué te hace diferente.
Desde ahí, construimos algo que refleje tu marca, pero también funcione técnicamente:
que cargue rápido, que esté bien estructurado, que respete las pautas básicas de accesibilidad y que no dependa de 20 plugins para poder funcionar.
Y todo eso sin renunciar a que se vea bien.
En resumen
No tienes que elegir entre una web bonita y una funcional.
Puedes (y deberías) tener las dos cosas.
Eso sí, solo si está bien pensada desde el principio.
Si sientes que tu web actual se ve bien pero no sirve para mucho, o si estás pensando en hacerla desde cero y no sabes por dónde empezar, hablamos.
Estamos aquí para ayudarte a tener una web que no solo guste… sino que también funcione, contáctanos a Torrezno Estudio, te escuchamos para crear una web. .